miércoles, 7 de mayo de 2014

BORA BORA



Habitación de la casa de Jorge, un Comisario de unos 45 años. Mientras los espectadores van ingresando al lugar, Juan (pareja de Jorge) está en la habitación. Piensa, habla sólo, remueve papeles, los estudia, se pasea entre una habitación y otra realizando sus quehaceres. Viste camisa blanca, corbata negra y pantalón negro, está desarreglado. Cuando el último espectador termina de sentarse, Juan, de unos 30 años, estará sentado hablando por teléfono detrás de un escritorio que está situado a la izquierda hacia el fondo de la habitación. Sobre el mismo, un teléfono, un montón de papeles y documentos, un pisapapeles, una botella de buen whisky y un vaso, una caja de cigarro, un cenicero, y artículos de librería lo desbordan por completo. Una lámpara de escritorio es la única luz en el lugar. En el centro de la habitación, sobre la pared del fondo, cuelga un cuadro de grandes dimensiones: una réplica del "Dante y Virgilio en el infierno" de Adolphe Bouguereau. A su lado, una biblioteca repleta de libros. Un poco más adelante un cómodo sillón de pana. A la derecha, una puerta da un hall que va hacia la calle. A izquierda, una puerta al interior de la casa. En el centro de la habitación, una gran alfombra con arabescos cubre casi todo el suelo de madera, ocupando casi todo el sitio. Juan habla acaloradamente con su interlocutor (cuya voz nunca se escuchará), intentando estar atento a la llegada de Jorge.

Juan: _ ¿Pudiste solucionarme los papeles de Mónica? (…) ¿Pero cómo que no? ¿Qué te hace falta? (…) ¿Más plata?, no te hagás el idiota que bastante tengo con la cuota alimentaria de mis hijos. (…) No, no, no le puedo pedir más plata a Jorge. (…) ¡Bueno, apurame el divorcio porque ya me está rompiendo las pelotas todo esto! (…) Te digo que no le puedo sacar más nada. (…) ¡Me parece que se está dando cuenta! (…) (Pausa más larga, cambiando su actitud) ¿Arreglaste lo de la casa? (…) ¿Ya sacaste los pasajes? (…) ¿Los nuestros solamente? ¿Y el de él? (Sonrisa). No, no me persigo, soy cuidadoso nomás. (…) ¿O sea que por ese lado ya estamos cubiertos? (…) No veo la hora de poder disfrutar tranquilos y solos de la arena y el calor. Sobre todo del calor (Sonrisa sugerente, algo más distendido) (…) (Pausa larga).

Entra Jorge dejando la chaqueta y la gorra de policía. (Jorge saluda con la mano haciendo un gesto a Juan)

Juan: _ (Cambiando de postura, disimuladamente) ¡Bueno, entonces quedamos así, mañana nos vemos y terminamos de arreglar todo! ¡Hasta luego! (Cortando el teléfono) No te escuché cuando llegaste.

Jorge: _ Claro, para ver si me engañabas con otro (ríe socarronamente mientras toma a Juan de la nuca besándolo)

Juan: _ (Riendo también) ¡Me agarraste, (cómo hablándole a alguien debajo del escritorio), salgan chicos se acabó la fiesta!

Ambos ríen mientras Jorge va y viene entre habitaciones quitándose ropa, para ponerse cómodo mientras conversan.

Juan: _ ¿Querés que te prepare algo de comer? (Jorge disiente con la cabeza) No te esperé con la comida porque no sabía a que hora llegabas. ¿Te sirvo un whisky? (Jorge asiente) Juan le prepara un whisky y se lo da.

Juan: _ ¿Cómo te fue hoy? Te extrañé… no me llamaste.

Jorge: _ Tuve un día complicado, bah… Más que complicado, fue un día de mierda. (Juan le alcanza un cigarro de la caja se lo coloca en la boca a Jorge y lo enciende, luego lo besa en la mejilla suavemente, se miran. Jorge continúa hablando pensativo) Hubo un robo en un supermercado, para variar… Llegamos y un pendejo sacado con un fierro estaba amenazando con matar a una embarazada si no venía un juez. Catorce años el pibe, estaba muy puesto. (Silencio profundo mientras se consume el cigarro, con mirada perdida) Tanto revolear el arma se le escapó un tiro. A mi se escapó otro. (Se miran)

Juan: _ (Intentando continuar la conversación) No tenías otra salida me parece… (Jorge lo mira intensamente sin decir palabra. Juan incómodo continúa) Perdoname, dije cualquier cosa, quería decir…

Jorge: _ (Interrumpiéndolo) ¡Dejá!, no digas nada. (Cambiando de tema) ¿Cómo te fue a vos?

Juan: _ Bien, que se yo… Verti me dijo que necesita más tiempo con lo de Mónica.

Jorge: _ ¿Más tiempo o más guita? Me parece que es un vivo ese hijo de puta. Nunca me gustó ese tipo. Te está cagando. ¡Nos está cagando! ¿Hace cuánto que venimos con esto?

Juan: _ ¿Por qué decís que me está cagando? ¡Sabés muy bien que Mónica es una loca y qué siempre pone alguna traba en el medio o inventa algún quilombo con tal de hacerme la vida imposible por todo esto!

Jorge: _ ¡No sé, yo lo único que sé es que para mí me está cagando!

Juan: _ ¡Y a mí también me está cagando! ¿O vos te pensás que a mi me hace bien todo esto? No veo que se termine de una buena vez así podemos vender esta casa e irnos juntos bien lejos (Acercándose al él, arrodillándose a su lado cómo para acariciarlo).

Jorge: _ Siempre decís lo mismo, me estás enroscando, salí, salí… (Tomándolo violentamente del pelo, mirándolo a los ojos)

Juan: _ ¡Pará, pará, pará! (Jorge lo suelta) (Silencio, Juan se recompone) Hablando de la casa y el viaje, tengo buenas noticias…

Jorge: _ ¿Qué pasa?

Juan: _ ¿Te cuento? ¿O mejor no? (Seduciéndolo)

Jorge: _ ¡Dale, dejá de hacerte el misterioso! (Ambos juegan riendo cuál niños correteando por la habitación hasta qué Jorge lo agarra del cuello y lo pone muy cerca de si)

Juan: _ (Susurrándole a la boca) Ya tengo los pasajes.

Jorge: _ (Lo suelta sorprendido) ¿Qué?

Juan: _ ¡Qué ya tengo los pasajes!

Jorge: _ ¿En serio?

Juan: _ (Tomándolo y acariciándole el pecho) Sí, ya están. ¿Querés saber a donde nos vamos?

Jorge: _ No me importa, con tal de irme de acá, cualquier lado con vos me va a venir bien.

Juan: _ Mañana los tengo que ir a buscar. ¡Mañana también cumplimos aniversario!

Jorge: _ ¿De qué?

Juan: _ ¡Ay, sos un insensible Jorge! ¿Cómo de qué? Ves, que nunca pensás en nosotros, siempre pensando en vos.

Jorge: _ ¡Ah, bueno! (Riendo), ahora vos sos el romántico de la pareja, andá a cagar Juan.

Juan: _ ¡Claro que lo soy! No ves cómo te espero siempre dispuesto en casa (Haciéndose la diva, los dos ríen irónicamente) ¡Estúpido! (Se va a la otra habitación).

Jorge: _ ¡Pará, no te vayas! Dejá de hacerte el ofendido, vení.

Juan: _ (Desde la otra habitación) Dejame.

Jorge: _ ¡Daaale! Vení, no me dejés con la intriga. ¿A dónde vamos?

Juan: _ No me cambiés de tema.

Jorge: _ No te cambio de tema, decime dale.

Juan: _ ¿Del aniversario o del viaje?

Jorge: _ De las dos cosas. (Juan vuelve, con la camisa totalmente desabrochada y una toalla de mano). (Lo mira, deseándolo) Mmmmm.

Juan: _ A Bora Bora nos vamos.

Jorge: _ (Incrédulo) Claro, seguro. ¿A dónde nos vamos?

Juan: _ ¡Ya te dije!

Jorge: _ (Estupefacto, aún no lo puede creer, no emite palabra)

Juan: _ ¡Parece que viste un muerto! ¿O no era tu sueño conocer Tahití?

Jorge: _ Sí, pero uno dice Tahití cómo puede decir Costa Rica. (Con tono alegre)
Juan: _ Cuando a mi me dicen algo, yo escucho. Y cumplo también (lo besa y se va dejándolo solo en la habitación de nuevo). Me voy a bañar.

Jorge: _ (Continúa mirando hacia donde está Juan) ¿Te das cuenta por qué te amo, no?

Juan: _ No me haga reír, Comisario. (Se escucha ruido a lluvia desde el baño, Jorge empieza a mirar los libros en la Biblioteca).

Jorge: _ (Cómo pensando para si mismo) Tahití (sonríe).

Juan: _ ¡Ah, escuchame otra cosa! Llamó tu madre, pregunta cuando la vamos a visitar.

Jorge: _ Por lo pronto, voy a estar bastante ocupado pensando en el viaje ahora, no creo que vayamos.

Juan: _ Preguntó también por lo de la casa. Es una genia tu madre, piensa igual que yo. Dice que si no fueras policía, ella misma hubiera matado con sus propias manos a Mónica para que nos deje en paz. A mi, muchas ganas no me faltan.

Jorge: _ Mi madre… siempre la misma loca. (Mientras se sienta en el escritorio ordenando papeles)

Juan: _ (Como acordándose sin quererlo, gritando desde el baño) Ah, y Verti dice si firmás los papeles de la escritura, así ya podemos deshacernos de esta inmunda casa.

Jorge: _ Verti, Verti… Si no fuera porque es conocido tuyo, lo hubiera mandado a la mierda hace rato. ¿Son estos que están acá al lado de la caja?

Juan: _ ¿Qué? (Haciéndose el desentendido)

Jorge: _ ¿Qué si son estos papeles que están…? (Tomándolos y leyéndolos un poco) Si sí, son estos, no dije nada. (Tomando una lapicera) ¿Ya los leíste vos?

Juan: _ Sí, sí, ya los leí, está perfecto.

Jorge: _ (Firmando) Me quedo tranquilo entonces. (Se acerca ahora a la puerta que da a la otra habitación) Te cierro la puerta así no tenés frío cuando salís. (Se dirige al escritorio y continúa escribiendo en silencio hasta que suena el teléfono, lo deja sonar apenas y contesta. Es Verti). ¿Hola? (…) ¡Hola! ¡Hola! ¿Verti? Lo escuchó bien, ¿me escucha? (El teléfono no está funcionando bien) No, no soy…

(Comienza a transformársele la cara, Verti le está hablando pensando que es Juan y que este no quiere contestarle, Jorge continúa con el teléfono en la mano escuchando, mira los papeles que acaba de firmar, se desencaja, se para, corta el teléfono lentamente, se queda unos minutos ensimismado, mira hacia la puerta donde está Juan. Se sienta nuevamente. Golpea el escritorio, abre uno de los cajones y saca un revolver. Lo mira detenidamente).

Juan: _ (Se escucha lejano desde el otro lado) ¿Pasó algo Jorge? ¿Estás bien?

Jorge: _ (Tarda en contestar) Sí, si, estoy bien, se me cayó el pisapapeles…

Juan: _ Ah, porque escuché un golpe. ¿Quién es que llamó? (Se escucha el cerrar de la canilla del baño)

Jorge: _ (Contesta fríamente) Tu madre.

Juan: _ ¿Qué quería?

Jorge: _ Nada, nada, quería saber cómo estábamos.

Juan: _ Mandale besos, decile que estamos bien.

Jorge: _ Sí, si, ya le dije. Te manda muchos cariños. (Hacia adentro) Hijo de puta… (Comienza a turbarse, se para justo en frente de la puerta que cerró apuntando con el arma. Luego de un instante se intenta calmar. Se prende un cigarro, se sienta en el sillón de pana, y la guarda justo en el momento en que se abre la puerta y aparece Juan cambiado a medias, secándose el pelo con una toalla).

Juan: _ Apurate así vamos a comer que no pude preparar nada hoy (Mira a Jorge que no se inmuta y está conteniendo toda su ira) ¿Qué te pasa? (Jorge no contesta). ¿Seguís mal por lo del supermercado? (…) ¿Te sentís bien? (Jorge sigue sin contestar) Bueeenooo, ¿Qué pasó? ¿Te comieron la lengua los ratones? (…) ¿Te peleaste con mi madre? (…) ¿Jorge?

Jorge: _ (Extremadamente sereno pero a la vez mordiendo cada palabra) ¡No me rompás las pelotas!

Juan: _ ¡Epa!, cómo estamos hoy… (Suena el teléfono, los dos se miran. Jorge lo mira a Juan cómo si lo fuera a matar con la mirada)

Jorge: _ ¡Atendé el teléfono!

Juan: _ ¿Qué me mandás así a atender? ¿Qué te pensás que soy tu secretaria? (El teléfono parece sonar cada vez más fuerte)

Jorge: _ (Fuera de sí) ¡Atendé el puto teléfono!

Juan: _ ¡Atendelo vos!

Jorge: _ ¡Qué lo atiendas  te dije!

Juan: _ ¿Qué te pasa estúpido?

Jorge: _ ¡Atendelo la puta que te parió! (Saca el arma del costado y lo apunta. Juan se queda helado, y suelta la toalla)

Juan: _ (Le cuesta hablar) ¿Te volviste loco? Bajá el arma…

Jorge: _ (Lo mira y le señala el teléfono con la punta del arma. Y dice en un tono más calmado) ¿Por qué no te fijás quién es?

Juan: _ (Se acerca al escritorio y levanta el teléfono muy despacio, cómo midiendo los movimientos de Jorge) ¿Hola? (Es su madre) ¿Hola, mamá? ¿Cómo estás? Jorge, me acaba de decir que llamaste (…) ¿Cómo que no llamaste? (Los dos se miran) Todo bien mamá, todo bien. Acá Jorge está un poco nervioso porque tuvo un mal día, pero se va a tener que calmar porque lo van a escuchar los vecinos (dirigiéndose a Jorge, en tono serio). Nos vamos a comer ahora, te tengo cortar porque sino llegamos tarde. (…) Yo también te amo. Beso. (Corta el teléfono tan lentamente como lo levantó, mirando fijamente a Jorge, y luego de un instante comienza a gritar) ¡Mentiroso, hijo de puta!, ¿con quién hablaste antes por teléfono? (Jorge desencajado sigue sin emitir sonido) ¿Me estás cagando no, la concha de tu madre? ¿Quién era? ¡¿Quién era?!

Jorge: _ (Bajando el arma tirándola al suelo, y dejándose caer en el sillón, llorando de la impotencia) ¡Nadie, nadie…!

Juan: _ ¿Cómo que nadie hijo de puta? ¡Decime ya quién era!

Jorge: _ Nadie…

Juan se abalanza sobre Jorge, comienzan a pelearse (pero sin decirse nada), cómo sometiéndose, tiran todo a su paso, libros de la biblioteca y todo lo que se encuentra en el escritorio hasta que Juan logra someter al Jorge (se diría que casi imitan la imagen del cuadro), y casi sin darse cuenta empiezan a besarse y a tocarse apasionadamente cómo si quisieran atravesar sus cuerpos en la alfombra.

Juan: _ (Tomando el arma y apuntando a Jorge, que está acostado en la alfombra boca arriba) ¿Quién iba a matar a quién? (…) ¡Estás calladito! No decís nada… (Jugando con el arma pasándosela por los labios) ¡Así que te creés fuerte, ahora mando yo! (Se para lo apunta con el arma, y le hace seña para que se incorpore) ¡Haceme el perrito! (Jorge lo mira intrigado) ¡Haceme el perrito, dale! (Le dice mientras se sienta en el sillón, con actitud socarrona)

Jorge: _ (Que comienza a hacer lo que Juan le pidió) Qué caro que te va a salir todo esto…

Juan: _ Shhhh, shh, shhh, shh, los perros no hablan… (Riéndose)

Jorge: _ (Acercándose para lamerle los zapatos, le pasa la lengua por uno de ellos mirándolo) ¿Así te gusta? (Juan le acaricia la cabeza, los dos se ríen nerviosamente hasta rabiar; Juan se para y comienza a caminar dejando el arma en el escritorio, estando de espaldas a Jorge mientras dice) Si te quisiera cagar ya lo hubiera hecho con... (Suena el teléfono nuevamente)

Jorge: _ Con Verti. (Responde Jorge mientras los dos se abalanzan sobre el arma, logrando él quedarse con la misma apuntándolo nuevamente empujándolo lejos de sí. Se hace un largo silencio sepulcral, sólo resuena el sonido del teléfono). Atendelo y decile que te vas a ir con él. Atendelo y decile que no ves la hora de encontrarte con él para viajar, que lo amas y que ya estás preparando las cosas. Contale que ya firmé los papeles para que se puedan quedar la guita de la venta de la casa. Levantá el teléfono, cagón. ¿Hace cuánto tiempo que están juntos? (…) ¿Lo hace mejor que yo? (…) ¿Estuviste con él en la fiesta cuando nos conocimos nosotros también no, hijo de puta? (…) ¿O fue después? (Empieza a acercarse a Juan) ¿Pensabas dejarme sólo y sin nada? “¡Te amo, te amo! Sos todo para mí. Nunca antes me sentí así con nadie. Cómo me calentás. Sos el amor de mi vida. Te miro a vos nada más. Cómo te voy a engañar, ¿yo?. Me voy de Verti, vida, tengo que solucionar unos temitas de papeles. Verti me pide más plata. Mónica me está volviendo loco.” (Lo dice irónicamente imitando a Juan y escupiéndolo en la cara al final; Juan termina arrodillado llorando desesperado, mientras el teléfono sigue sonando, se limpia el rostro) No tenés cara, levantate y mirame a los ojos por lo menos, y decime que es mentira ahora,  a ver… (Juan sigue llorando) ¿Encima seguís llorando? (Jorge golpea la biblioteca y el escritorio fuera de sí, cargando el arma y preparándose para disparar.) ¡Qué te sirvan para limpiarte las manos hijo de puta! Sucio, sucio… ¿Estás sucio sabés? (Juan intenta hablar entre llantos quedando con las manos apoyadas en el suelo, Jorge le pone el arma en la nuca) ¿Esto querías? ¿Sí sabías que tarde o temprano me iba a dar cuenta? ¿Para qué? Eh, ¿por qué? ¡Te voy a hacer mierda hijo de puta, y te voy a mandar en una cajita a Verti para que estén juntitos como querían! ¿Te parece? (Jorge enfurece aún más por el ruido del teléfono) ¿No vas a atender? (Se queda esperando una respuesta que nunca llega) ¿No te querés despedir de él antes de irte?

Juan: _ ¡Jorge perdoname, por favor, por favor te pido, por dios! Perdoname, perdoname…

Jorge: _ (Levanta y cuelga el teléfono bruscamente) ¡Ahora te callás! ¡No me hablés!

Juan: _ ¡Escuchame, por favor! Verti es un hijo de puta, y yo me dejé llevar, no sé qué hice. Me empezó a extorsionar con lo de Mónica y a sacarme más guita, y me obligó a estar con él, y después me amenazó con decirte a vos todo… ¡Y yo no sabía que hacer!

Jorge: _ ¡Callate mentiroso, cínico, hijo de puta, te voy a cortar la lengua! (Lo toma del pelo mientras se lo dice)

Juan: _ ¡Pero es la verdad, por favor, creeme, yo no puedo vivir sin vos!

Jorge: _ (Riendo desaforadamente casi al borde de la locura) ¿Vos te pensás que yo soy pelotudo? ¿Vos te pensás que te voy a creer una palabra de lo que me digas? ¡Andate! ¡Andate de mi casa! ¡Andá con Verti! ¡Anda! ¡No te quiero ver más en mi vida! ¡Más vale que agarrés ya tus cosas y te mandes a mudar bien lejos!, y que no me entere a donde te fuiste porque te busco (le pisa la mano), te encuentro (lo patea) y te mato (lo patea aún más fuerte) pero de verdad, ¿me escuchaste?

Juan: _ (Entre el dolor y las lágrimas casi ni se le escucha lo que dice) ¡No, Jorge, todo menos eso por favor, no quiero estar lejos de tuyo, no!

Jorge: _ Lo hubieras pensado antes…

Juan: _ (Queriendo tomarlo para besarlo) ¡Si me dejás me mato!

Jorge: _ ¡Salí de acá de una vez! (Queriendo sacárselo de encima).

Juan: _ (Tomándole la mano en la que Jorge tiene el arma y metiéndosela en la boca) ¿No me creés? (Jorge intenta desprenderse del arma, forcejea con Juan. Suena el timbre. Se escucha una voz de hombre)

Jorge: _ ¡Corré, abrí la puerta, debe ser Verti! (Se escucha que llaman desde afuera)

Juan: _ ¡No me querés creer no! ¡Yo te amo! (Apagón. Se escapa un tiro. Juan cae al suelo mientras todo está en absoluta oscuridad. Se escucha el llanto ahora de Jorge, y a la vez una voz que proviene desde la calle, y golpes muy fuertes en la puerta).

Jorge: _ (Todo sigue a oscuras, nada puede verse) ¡Nooo, noooo! Amor, ¿Estás bien? ¡Levantate! Levantate hijo de puta, levantate. (Mientras golpea el cuerpo sin vida de Juan. Sólo se oye el silencio de la habitación y la desesperación de Jorge. Tiran abajo la puerta de calle al mismo tiempo que se escucha otro disparo.)


FIN




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