No hay peor trabajo para uno mismo, como actor, y porque no muchas veces en la
propia vida, que el de editor, salvo que uno sepa y tenga el objetivo, el cómo,
el qué, el quiénes, el dónde, y la imagen de lo que se quiera expresar tan
clara y sentida que sea esa y no otra la manera y el canal mediante el cual
queremos expresarlo. Aun así todo lleva un camino por recorrer, y ese o esos
caminos deben ser mostrados. Por eso la relevancia de nuestro trabahobbie
(trabajo, por un lado, por su acepción de “dolor”, de “sufrimiento”, en el
sentido del esfuerzo pero no en el de castigo, en el sentido que se desprende
de la incomodidad que implica realizarlo, en el sentido del gasto energético; y
hobbie en el sentido del disfrute, del gozo). Y que importante también es el
disfrute en todo lo que vivamos. Amar lo que hacemos es encontrar ese
equilibrio entre el disfrute y la incomodidad constante, hasta el punto de
verse tan inmerso en lo que se hace que no existe en ese momento otra cosa que
nos desvele. Solo así podemos desvelar a los demás. No pretendamos que el otro
vea o sienta aquello que nosotros no podemos hacer sentir y movilizar en
nuestras propias entrañas. No podemos hacer creíble un acto, aunque este suceda
y sea real, y hasta entrenado y pulido, si no creemos realmente en lo que
hacemos, en lo que somos, en lo que decimos, y hacemos carne, esa letra escrita
o plasmada en nuestra cabeza. Cuando uno escribe con sentimiento se transmite
ese sentimiento, cuando uno desea con todo el espíritu y acciona en ese
sentido, sucede. Por eso, si pesamos en lo “malo”, también sucederá, o si
pensamos que no podremos lograrlo, tampoco ocurrirá.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¿Qué sentiste?