lunes, 26 de mayo de 2014

TRABAJO, ACCIÓN Y POÉTICA DEL NO EDITOR (Lado W)

No hay peor trabajo para uno mismo, como actor, y porque no muchas veces en la propia vida, que el de editor, salvo que uno sepa y tenga el objetivo, el cómo, el qué, el quiénes, el dónde, y la imagen de lo que se quiera expresar tan clara y sentida que sea esa y no otra la manera y el canal mediante el cual queremos expresarlo. Aun así todo lleva un camino por recorrer, y ese o esos caminos deben ser mostrados. Por eso la relevancia de nuestro trabahobbie (trabajo, por un lado, por su acepción de “dolor”, de “sufrimiento”, en el sentido del esfuerzo pero no en el de castigo, en el sentido que se desprende de la incomodidad que implica realizarlo, en el sentido del gasto energético; y hobbie en el sentido del disfrute, del gozo). Y que importante también es el disfrute en todo lo que vivamos. Amar lo que hacemos es encontrar ese equilibrio entre el disfrute y la incomodidad constante, hasta el punto de verse tan inmerso en lo que se hace que no existe en ese momento otra cosa que nos desvele. Solo así podemos desvelar a los demás. No pretendamos que el otro vea o sienta aquello que nosotros no podemos hacer sentir y movilizar en nuestras propias entrañas. No podemos hacer creíble un acto, aunque este suceda y sea real, y hasta entrenado y pulido, si no creemos realmente en lo que hacemos, en lo que somos, en lo que decimos, y hacemos carne, esa letra escrita o plasmada en nuestra cabeza. Cuando uno escribe con sentimiento se transmite ese sentimiento, cuando uno desea con todo el espíritu y acciona en ese sentido, sucede. Por eso, si pesamos en lo “malo”, también sucederá, o si pensamos que no podremos lograrlo, tampoco ocurrirá.




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